Dentro de la industria del vino, una de las preocupaciones máximas es la del almacenamiento, debido al crecimiento del sector de producción y al aumento del consumo.
UN POCO DE HISTORIA
Dentro del sector metalúrgico existen toda una serie de empresas especializadas en cubrir todas aquellas necesidades que presenten las bodegas dedicadas a la producción tanto del vino como del cava.
Dichos sectores manifestaron un crecimiento espectacular y continuado en el tiempo durante la década de los 90 en España. Todo esto se produjo debido a un cúmulo de motivos: crecimiento de la economía y mayor poder adquisitivo de la gente, campañas publicitarias, marketing, etc. Se comenzó a gestar una cultura del vino, con actividades como rutas por las bodegas, también llamado turismo enológico y se produjo una evolución en la producción con un resultado de mejora de la calidad del producto final y una mayor variedad.
Por todo ello, las bodegas aumentaron las producciones, no solo en los vinos jóvenes, sino también en crianzas y reservas.
Hasta finales de los 80, se utilizaban contenedores de madera para el proceso de envejecimiento, pero este tipo de contenedor quedó anticuado y tenía ciertos inconvenientes:
- Frecuentemente la madera, debido a la humedad, se veía afectada por un moho que luego acababa infectando el corcho de las botellas.
- Capacidad reducida de almacenaje de botellas.
- Dificultad para apilar muchos contenedores.
¿LA SOLUCIÓN? ¡MALLAS METÁLICAS!
Esta situación llevó a los productores a pensar en alternativas, llegando así al diseño de los contenedores usando mallas metálicas como materia prima.
La capacidad de los contenedores metálicos puede ir desde 300 hasta 600 botellas, distribuidas en distintos niveles. De esta manera, además de solucionar el problema del moho también permite apilar más botellas, al ser mucho más fuerte estructuralmente, ahorrando espacio y aprovechando mucho mejor los metros cúbicos de cada bodega.
Es posible apilar hasta 10 contenedores, gracias a su estructura rígida.
Estas estructuras también son plegables, lo cual es muy útil en los períodos en los que no se usan, permitiendo su almacenamiento sin crear problemas de espacio.
Otra de las virtudes de los contenedores hechos con mallas metálicas es a la hora de realizar la acción del “volteo”, necesaria para el correcto envejecimiento de los vinos almacenados: la malla encorseta los cuellos de botella, brindando seguridad a esta acción.
Estas estructuras también se usan para el almacenamiento del cava, aunque en un porcentaje bastante menor al del vino, debido a la diferencia en los volúmenes de producción.
Los contenedores de metal permiten también, conforme va creciendo la industria del vino, que cada bodega tenga su diseño propio. Al igual que con las etiquetas, el packaging y el tipo de botella, los contenedores pueden llegar a ser marcas diferenciales de cada productor. Esto se traduce en la creación de diversos tipos de contenedores, hechos a la medida de sus necesidades, también para ferias y exposiciones.
¿Y EN LA ACTUALIDAD?
Actualmente, la industria que más consume la malla metálica para contenedores de vinos es la del equipamiento para bodegas, sector que abastece a muchas bodegas. Se concentra en la zona de La Rioja, Navarra y Cataluña, donde el consumo de vino es mayor.
El crecimiento de esta metodología de almacenamiento ha llevado al sector a innovar, probando de manera experimental con el envejecimiento del vino bajo el mar, lo cual sería imposible usando otros materiales.
La versatilidad de las mallas, como complemento imprescindible y principal, ha permitido diseñar contenedores metálicos a medida, convirtiéndose en un instrumento vital en el aprovechamiento del espacio de las bodegas, pudiendo dar cobertura a toda una gama de diferentes diseños de botellas.
Dichas mallas pueden llegar a tener características con cierta complejidad, como la utilización de diversos grosores de varillas en un mismo panel o pliegues laterales. Es muy importante tener en cuenta que se necesita mucha exactitud con la distancia entre las varillas y con las longitudes totales de los paneles.
En Metalmalla tenemos la capacidad de adaptar con gran precisión nuestros diseños a cada medida requerida por el cliente, lo cual representa un valor añadido en nuestros productos.