Hablamos con Albert Carda, uno de los comerciales de Metamalla, quien nos ha querido compartir su afición por los “castells”.
M: Albert, háblanos de los castells y su tradición.
A: Desde el siglo XIX, es una de las tradiciones más consolidadas en Cataluña es la formación de castells (castillos), torres humanas de varios pisos. La 1ª actuación de una colla castellera documentada data del 02/02/1801 en Valls (Tarragona).
Los castellers agrupaciones de personas que practican una actividad tradicional catalana arraigada desde hace ya un par de siglos, que se ha repartido por todo o gran parte del territorio catalán. La tradición básicamente nace en la provincia de Tarragona, y comarcas del sur de Barcelona.
Consiste en crear torres humanas, mediante el esfuerzo y la participación de todos los integrantes de las denominadas “collas”. Los grupos humanos que forman estas collas tienen una transversalidad total, abierta a cualquier persona sin ningún tipo de distinción por edad, sexo, origen, clase social etc.. Ello consigue generar un espiritu de union al grupo muy fuerte, un aspecto básico y muy importante para esta actividad.
M: ¿Y quién gana la competición?
A: El espíritu de “piña” y de unión es fundamental para hacer subir lo máximo posible esas torres humanas. Como consecuencia de esto en las collas no se compite, ni internamente ni con otras collas, sino que cada integrante da el máximo de sí mismo por el bien común.
El espíritu de las actuaciones castelleras no es el de competir, sino el de crear en su expresión máxima.
Precisamente del funcionamiento de las collas es de donde podemos rescatar el sentido de la unión, esfuerzo, disciplina, comunicación y la certeza de que cuando uno trabaja en equipo, todo el mundo es absolutamente indispensable.
A partir de esta premisa, la comparación con el funcionamiento de una empresa es inmediata. Todas las personas son importantes: el que apuntala, el que sostiene, el que sube. Es todo parte del resultado final: el éxito colectivo.
El esfuerzo y el sufrimiento es enorme por momentos, pero lograr el objetivo es sumamente gratificante.
M: Según tu punto de vista… ¿cuáles son los valores más importantes para los “castells” humanos?
A: Es una actividad muy interesante y las empresas pueden coger muchos valores de ella: el trabajo en equipo, el esfuerzo y la comunicación son algunos de los más destacados.
Al igual que en las empresas, es importantísima la comunicación, hablar constantemente, ya sea durante el proceso de toma de decisiones y posiciones, como en el momento de montar o desmontar la torre, pasando por la planificación, la gestión de los roles (individuales y colectivos) y los objetivos a conseguir.
El trabajo en equipo y el esfuerzo colectivo son puntos de coincidencia con cualquier empresa. En una colla no hay una “estrella” o un protagonista principal. Todos los integrantes participan en el éxito grupal, de una manera que refleja lo importante que es cada eslabón de la cadena de mando, comenzando por las posiciones que no son vistosas ni sobresalen, pero que llevan a cabo un trabajo fundamental para que todo lo demás funcione.
Para obtener suficiente estabilidad y conseguir su objetivo es necesario todo un trabajo de equipo. Requiere que cada uno haga su función bien definida, para que el castillo se corone y sea estable.
M: ¿Ves similitudes con tu día a día aquí en Metalmalla?
A: En Metalmalla somos un equipo de personas y el trabajo en equipo tiene mucha importancia, ya sea de forma interna, o en relación a nuestros proveedores y clientes,
Nuestra empresa reúne diferentes tipos de competencias y habilidades, en cierta medida similares a las de un castillo humano. Poseemos competencias técnicas, experiencia en el sector, creatividad, comunicación y atención a nuestros clientes.
Nos importa la cooperación y trabajar juntos, nos permite llegar a nuestro objetivo de ser cada vez mejores, apostando por ese espíritu de equipo, sacrificio y esfuerzo, con el objetivo de lograr las metas en conjunto.
M: Gracias Albert por compartir tu experiencia como miembro de la Colla Castellera de Cubelles!