«La calidad no es un acto, es un hábito» – Aristóteles.
La calidad de la materia prima es una cuestión indispensable para poder garantizar la calidad de los bienes que se producen con ella. En Metalmalla prestamos especial atención a que la calidad de los materiales con los que se fabrican nuestros productos se ajusta a nuestros estándares.
Nuestro departamento de calidad es un escalón más dentro de la cadena de producción, ellos son los encargados de garantizar que los materiales con los que fabricamos nuestras mallas son de la calidad óptima convirtiéndose en las mejores para nuestros clientes.
En Metalmalla documentamos y mantenemos un sistema de Control de Producción en Fábrica (CPF) de acuerdo con la normativa EN 1090-1:2009 + A1: 2011 para asegurar que los productos comercializados son conformes con las prestaciones declaradas.
Para que este objetivo se cumpla, la trazabilidad de los procesos de fabricación es de vital importancia. En Metalmalla seguimos cada una de las fases de nuestros productos, desde la recepción de la materia prima, pasando por la producción, hasta llegar al envío y entrega de nuestros pedidos.
Para garantizar nuestros procesos realizamos auditorias anuales, en las que verificamos si las actividades y los resultados relativos al sistema de calidad de Control de Producción en Fábrica cumplen las disposiciones establecidas en él y, si estas disposiciones se llevan a cabo de forma efectiva para conseguir los objetivos. Se verifica la implantación adecuada y la conformidad del sistema junto a la eficacia de este mismo.
Trazabilidad:
La trazabilidad se utiliza en la industria para hacer referencia al seguimiento de la cadena de suministro, de principio a fin, a través de todas las etapas de la cadena de producción por las que pasa un producto hasta que es finalmente enviado al cliente.
Este concepto se ha ganado popularidad con el paso de los años, debido a sus ventajas en referencia a la calidad de los productos y, en consecuencia, la satisfacción de los clientes.
En Metalmalla empleamos los términos definidos en la norma UNE 1090, además de realizar periódicamente evaluaciones técnicas internas de los procesos, productos y actividades con la finalidad de verificar el cumplimiento de las especificaciones y pautas de calidad predefinidas para cada uno de ellos. Es una forma de garantizar nuestra trazabilidad y control de los procesos.
Existen 3 tipos de trazabilidad, referentes a tres etapas distintas; la trazabilidad ascendente, la trazabilidad de procesos y la trazabilidad descendente:
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Trazabilidad ascendente:
La trazabilidad ascendente va ligada a una etapa inicial, desarrollándose hacia atrás. Es decir, permite conocer información respecto al origen y la procedencia de una materia prima, además de todos los procesos por los que ha pasado esta materia previamente a su llegada.
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Trazabilidad de procesos:
Conocida también como trazabilidad interna, la trazabilidad de procesos se desarrolla en una segunda etapa, atendiendo a los datos que se obtienen en el momento en que la materia prima enviada por el proveedor pasa por procesos de transformación.
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Trazabilidad descendente:
Finalmente, la trazabilidad descendente, se desarrolla en la última etapa de la cadena de producción. Al contrario de la trazabilidad ascendente, la descendente va hacia delante, y se centra en el producto ya terminado y listo para su envío. En este caso se engloba el proceso logístico y de distribución del producto al cliente.
La trazabilidad dentro de un proceso de producción es indispensable para asegurar la calidad de los productos fabricados.
Asumir la gestión de calidad no es tarea sencilla, pero en Metalmalla estamos comprometidos con la calidad de nuestros productos, para ofrecer las mejores soluciones a nuestros clientes.