La crisis energética, los desajustes en las cadenas de suministro y la guerra de Ucrania han hecho que los precios se disparen, lo que ha provocado un cambio de rumbo en las estrategias del Banco Central Europeo. De esta forma, la política monetaria ha dejado atrás unos tipos de interés extremadamente bajos, en cero o en negativo desde marzo de 2016. Debido a la preocupación por la fuerte subida de la inflación, mostrada por la mayoría de los Bancos Centrales de la Unión Europea, el BCE se ha visto obligado a endurecer su postura con una subida fuerte de los tipos de interés.
Con este movimiento se espera que haya efectos positivos en la economía: se reducirán las expectativas de inflación futura y tomará fuerza la rentabilidad de los depósitos; aunque también habrá consecuencias negativas, como el incremento de los costes de financiación, el frenado del consumo y el aumento de la morosidad.
Los ciudadanos de a pie notarán un encarecimiento de la financiación como resultado de las subidas de los tipos de interés, algo que repercutirá directamente sobre las hipotecas.
En el crédito al consumo, así como en la financiación de las empresas, también se reflejará el incremento de los gastos financieros. Todo lo que sea pedir financiación se encarecerá, de ahí el riesgo a que una subida violenta suponga un freno a la inversión, al consumo y, en consecuencia, a la economía. Las empresas acabarán invirtiendo menos porque sus gastos financieros aumentan. Es la forma que tiene el BCE de frenar el consumo y reducir la demanda para, con ello, reducir la inflación.
Por esta razón, desde el Departamento Financiero de Metalmalla & Beico, estamos realizando un profundo estudio de nuestro sector, para adaptar nuestros costes de producción y los márgenes, manteniendo nuestra empresa en la misma línea de crecimiento y desarrollo constante. De esta manera seguiremos ofreciendo el mejor servicio a nuestros clientes.
